By Corina Rodríguez, SDM an Coderio, an Information Systems Engineer with a master’s degree in Organizational Management and a university professor.
Sin dudas los mayores logros de la vida los conseguimos cuando somos valientes. Atreverse y ser audaces son dos valores fundamentales para dar ese paso adelante que puede cambiarnos la vida.
Pero, ¿qué ocurre durante el proceso, cuando atravesamos un momento de transición y la ansiedad e inseguridades hacen su aparición? Me parece importante hablar de eso también: de que el camino puede ser duro a veces, pero lo importante es seguir adelante, aunque cueste, porque todas pasamos por lo mismo y la meta realmente vale la pena.
La curiosidad, el puntapié inicial
Fui una estudiante muy aplicada de secundaria, al punto de que cuando tuve que elegir la carrera universitaria no sabía por dónde empezar. Me gustaban muchas cosas, muy distintas. No me conformaba con elegir un sólo camino y que eso fuera lo que marcara mi vida. Porque es una realidad, y ya a esa edad lo sabía: el trabajo nos define como personas, nos forma, nos traspasa y nos posiciona en la sociedad.
En esos tiempos, la multiplicidad de intereses estaba mal vista: tenía un tinte negativo presentar “dificultades” para focalizar en lo que realmente sería la profesión “de nuestras vidas” -porque así nos habían enseñado-. También tenía muy en claro que para progresar y salir adelante la formación resultaba la única vía de escape, el único boleto asequible.
A STEM lover
Amaba la física y la matemática. Mi cabeza estaba fortalecida por el pensamiento lógico-deductivo porque había asistido a una escuela técnica. La educación superior científico-técnica parecía el camino más seguro, conocido y esperado.
Mi salto hacia la universidad fue directo y arranqué una ingeniería cómoda y holgada, gracias a una base fuerte y sólida. Tan sólida que empezó a jugarme en contra: sentía que la universidad no me aportaba nada nuevo. Me sentía estancada.
Not only a STEM lover
Gracias a mi curiosidad hacia diferentes temas, mi constancia y la clara visión de que la formación era la única salida, comencé un derrotero en busca de la carrera ideal que me aportara “todo” lo que en mi imaginario tenía lugar. Es así que pasé por dos ingenierías, ciencias físicas y arquitectura. No tenía dificultades en el aprendizaje, pero no me sentía representada por la profesional que sería al terminarla.
Fue un tiempo vivido con mucha autoexigencia, frustración e incertidumbre.
Como no podía seguir en ese tren, con mucho pesar frené e hice un paréntesis de dos años como estudiante. Finalmente, después de ese intervalo, volví a la universidad y en seis años (mientras trabajaba a tiempo completo) me gradué como Ingeniera en Sistemas de Información.
Como profesional, siempre me desempeñé en el área funcional porque disfruto mucho de la comunicación con las personas, de entender los procesos, de ver qué es posible mejorar o cambiar. Hoy, con varios años de trayectoria, reconozco que pude navegar por diferentes aguas sumando aprendizajes más allá de los académicos y técnicos.
Si hago un repaso rápido puedo decir que:
- Fui analista, tester, consultora, líder de proyecto y coordinadora.
- Pasé por diferentes empresas, diferentes herramientas, diferentes roles.
- Traté con múltiples colegas, proveedores, clientes.
- Tuve que comunicarme en diferentes idiomas.
- Accedí al ejercicio de la docencia secundaria y universitaria, en donde aprendí y aprendo mucho.
En busca de nuevos desafíos
Hoy me desempeño en un rol más vinculado a la gestión en Coderio, una empresa en la que su core es el desarrollo de software. Me siento nuevamente desafiada. Podríamos decir que lo que se espera de mi posición está en el significado de la palabra management.
Gestionar para la mejora de nuestro día a día laboral: las personas que conforman los equipos, su crecimiento y desarrollo, los clientes y sus expectativas, la calidad de los productos que generamos, el aporte que brindamos desde los procesos, las necesidades y objetivos de la dirección.
Además, continúo siendo docente de temas asociados a mi profesión y, también, de diferentes actividades artísticas que actúan como válvulas de escape y contrapunto a tanta tecnología.
Si miro mi camino, me veo como una cebolla a la que fui sumando capas: una persona que, a partir de una formación troncal de ciencia dura y básica, adquiere y suma diferentes conocimientos y habilidades que le permiten moverse en entornos técnicos nuevos, diversos, complejos, cambiantes y novedosos, que se acerca a observar a las problemáticas como un todo donde se combinan múltiples conocimientos y enfoques.
Definitivamente, asocio mi profesión con la libertad, con la posibilidad de caminar en terrenos nuevos: ir, venir, cambiar, probar, seguir adelante, crecer. Se trata de sumar, combinar, construir… y no aburrirse!
Espero poder seguir disfrutando de todo esto y contagiar esta magia a otras personas. El mundo IT tiene una diversidad enorme que permite encontrar y combinar diferentes sabores para muchos paladares inquietos.
By Corina Rodríguez, SDM en Coderio.